Uno de los devastadores efectos de las guerras, es que trastocan la vida de las personas más modestas e incluso anodinas: convierten a buenos hombres en chivatos sin escrúpulos; a mujeres honestas en prostitutas y a personas nobles y trabajadoras en espías. En el caso de Sira Quiroga, protagonista de El tiempo entre costuras (Temas de Hoy, Planeta, 2010), trepidante debut de la autora española María Dueñas, su vida empieza a cambiar poco antes de que estallara la guerra civil española. Y si bien ese giro parece radical para su tiempo –mudarse para vivir con un hombre al que apenas conoce, sin estar casada-, lo más grande está por venir al concluir la aventura que la orilla a actuar como pocas mujeres entonces se atrevieron. Sira, hija de una respetada costurera; costurera ella misma por vocación, más que por enseñanza o asimilación, parece arrastrada por las circunstancias, una y otra vez, a hacer de su profesión un parapeto para actividades insospechadas que el lector podrá atribuir a un fuerte sentido patriótico…pero también, ¿por qué no?, a una adicción a la adrenalina y a la aventura. Solo así es posible explicar que haya elegido vivir inmersa en un ámbito donde la paranoia es fruto de la realidad y no de un desorden mental…una atmósfera en que docenas de pares de ojos parecen seguir cuidadosamente hasta el más casual de tus ademanes: es tiempo de guerra.
Yo no creo, como ha dicho la propia autora- y han insistido en afirmar los comentaristas de la novela que nos ocupa- que Sira Quiroga sea una “mujer inocente”. Desde las primeras páginas se nos revela como una inconforme, rasgo nada común en una joven de las décadas de los veinte-treinta de la España franquista. Sira es sensual, rebelde, idealista: termina huyendo de la posibilidad de vivir una vida como todas las demás. Cada uno de sus actos es una ostentación de inconformidad, aunque Sira ama, respeta e incluso admira a su madre que es, en apariencia, lo opuesto a ella: una conformista. Sira, sin embargo, no sabe que ella no lo es. Tiene los primeros atisbos cuando su novio, Ignacio, empieza a hablarle de una serie de planes relacionados con máquinas Olivetti que harán de ellos burócratas desahogados y decentes. Sira, que nunca ha mecanografiado ni su nombre, encontrará la forma más radical de rebelarse ante lo que parece, sí, un destino lleno de deleites conyugales y hermosos niños, ergo: aburrido e ingrato: escapándose a Tánger con el guapísimo y sexy gerente de la distribuidora de máquinas de escribir. A partir de que se enciende la mecha de la pasión, Sira encuentra el coraje necesario para romper su compromiso con Ignacio…y abandonar a su madre, que la deja ir con la entereza de las madres sabias que son como arbustos y solo se quiebran a solas…y es que la madre de Sira dista de ser la madre tirana e impositiva de las novelas de época, sin por ello poder catalogársele de abnegada y sumisa.
Lo hasta aquí contado bastaría para despertar la curiosidad del lector mórbido, pero resulta que El tiempo entre costuras va ganando en intensidad, acción y tensión conforme uno se adentra en su trama como en las callejuelas de Marruecos. Muy pocos escritores realizan la hazaña de mantener el tono y el suspenso a través de más de 600 páginas, menos aún en una primera novela. Según declara María Dueñas ante Pascual Vera, en entrevista para la revista Campus Digital, de la Universidad de Murcia, no esperaba gran cosa de esta novela. El hecho de que se la publicaran era ya la gran cosa: “En mi caso no puedo hablar ni siquiera de sueño, porque nunca pensé que podría suceder nada como esto que ha ocurrido. Ya estaba encantada por el simple hecho de saber que me lo iban a publicar, con una tirada muy modesta. Todo lo que ha venido después ha sido como un regalo, una auténtica sorpresa que no esperaba.”
“Fue una vocación tardía –señala en entrevista para el Diario La Comarca de su natal Puertollano. Cuando ya tienes tiempo, trabajo y tus hijos ya son mayores- lo que nos indica que al contrario de la mayoría de sus compatriotas, fue una madre joven…con la ventaja de que ahora es una escritora joven que ya dejó atrás las obligaciones que conlleva la maternidad.
Nacida en Puertollano, Ciudad Real, en 1964, María Dueñas Vinuesa no es, sin embargo, una neófita en lo que a literatura se refiere. Detrás de esta primera insólita novela no solo hay una exhaustiva investigación bibliográfica que le llevó varios años, sino también una destacable experiencia editorial. Doctora en Filología Inglesa y profesora titular en la Universidad de Murcia, ha escrito múltiples trabajos académicos y ha recorrido importantes universidades estadounidenses en calidad de profesora invitada. Como graves asuntos personales me obligaron a cancelar mi entrevista con esta autora que me moría por conocer, se me quedó una decena de preguntas en el tintero y una de ellas, la principal, era si, al revés de muchos de nosotros que nos lanzamos a escribir y publicar la primera novela recién salidos de la adolescencia –y sin la ardua preparación que requiere la escritura de una novela-, ella aguardó deliberadamente el momento idóneo para escribir una novela tan intensa y cercana a la perfección como El tiempo entre costuras, que de entrada parece una prototípica historia de amor en tiempos de guerra (que en lo personal nada tengo en contra de las historias de amor que no pretenden disfrazarse de otra cosa para complacer a los críticos frígidos) y paso a paso va adquiriendo la tesitura de un thriller que crece, asimismo, en suspenso y se va intrincando hasta parecer que todas las salidas le están vedadas a Sira, su inolvidable protagonista. Experta como muy pocos autores en lengua castellana en vueltas de tuerca, algo que se le da mucho mejor a los anglos, María, o mejor dicho, Sira, siempre encuentra una vía de escape cuando se encuentra acorralada…no siempre será la más prudente o sensata, pero a veces no queda más remedio que saltar de un tren en tacones de aguja, o fingir un aparatoso desmayo en medio de un atiborrado hipódromo donde hasta el más inofensivo camarero puede ser espía de uno de los dos bandos en pugna: alemanes o ingleses.
….Y a medida que la estrella del antiguo alto comisario caía como una piedra en el agua, Franco y Serrano, Serrano y Franco, dos absolutos desconocedores de la política internacional, ninguno de los cuales había visto el mundo ni por un agujero, se sentaban a tomar chocolate con picatostes en El Pardo y, mano a mano, diseñaban sobre el mantel de la merienda un nuevo orden mundial con la pasmosa osadía a la que sólo pueden llevar la ignorancia y la soberbia. (p. 365).
El tiempo entre costuras podría ser considerada, asimismo, una novela histórica porque la mitad de sus personajes dejaron huella indeleble en la sociedad española de aquella época aciaga, e interactúan con personajes ficticios, que probablemente no lo sean tanto. Sira Quiroga, por ejemplo. Me cuesta no creer que no existiera alguna Sira Quiroga en plena Segunda Guerra Mundial….aunque se llamara Teodora o Raquel…o Penélope… qué más da, aunque María asegura que no se inspiró en nadie en particular: “Necesitaba una joven inocente y un poco incauta, pero con potencial para crecer, luchar, madurar y convertirse en una mujer plena y comprometida”, señala en entrevista para el blog “La historia en mis libros”.
Una Sira que se enfrenta a la disyuntiva de trabajar para los enemigos de los españoles: los ingleses. Y no por ausencia de patriotismo, sino justamente por lo contrario. En su ceguera pasional por el hombre que la seduce, el mismo de la tienda de máquinas de escribir, Sira lo sigue hasta el fin del mundo, Marruecos, protectorado español por entonces. Al poco de emprender la aventura reventará la cruenta guerra civil entre falangistas (partidarios del Generalísimo Franco) y comunistas, que incomunicará a España del resto del mundo y arrojará a Sira a un mundo desconocido donde deberá empezar desde cero y sin siquiera el consuelo de recibir noticias de su madre. En medio de tan desesperada situación, se verá orillada a actuar de forma poco ortodoxa para sobrevivir…y es a partir de esta puesta en marcha de una astucia que ignoraba poseer, que se hace de su propio taller de costura que a su vez le acarreará excelente reputación y atraerá hasta su casa a un personaje clave que, según nos explica la autora en las últimas páginas, pertenece también a la historia verdadera de España: la encantadora inglesa Rosalinda Fox, que habrá de convertirse en la mejor amiga de Sira y en la instigadora para que esta preste sus servicios a quienes, en teoría, son enemigos de su patria…cuando los verdaderos enemigos son los alemanes que desean empujar a ese pequeño y lacerado país que no termina de recuperarse de una guerra intestina, a la Gran Guerra que barrerá con los restos de dignidad que le quedan. Según narra la propia Sira en este epílogo a sus aventuras que dejan sin resuello al lector:
“…Y los nuevos amos del mundo, las intachables democracias que con tanto heroísmo y esfuerzo habían derrotado al nazismo y al fascismo, le dejaron creer (a Franco). A estas alturas, con Europa inmersa en su propia reconstrucción, a quién importaba ya aquel país ruidoso y destartalado; a quién interesaban sus hambres, sus minas, los puertos del Atlántico y el puño firme del general bajito que los gobernaba. Nos negaron la entrada a las Naciones Unidas, retiraron embajadores y no nos dieron ni un dólar del Plan Marshall, cierto. Pero tampoco intervinieron más. Allá ellos con su suerte. “Hands off”, dijeron los Aliados en cuanto llegó la victoria. Manos fuera, muchachos, nos vamos. Dicho y hecho: el personal diplomático y los servicios secretos embalaron sus bártulos, se sacudieron la mugre y pusieron rumbo a casa. Hasta que, años después, a algunos les interesó volver y congraciarse, pero ésa ya es otra historia.” (p.p 628 y 629).
María, la autora, reconoce tener una estrecha relación con Marruecos pues su madre nació allí, en 1940, y llegó a España en 1956, tras la independencia de aquel país. Sus ancestros vivieron en Tetuán, la misma ciudad donde transcurre la acción de la primera parte de la historia, por lo que contó con una información privilegiada y de primera mano sobre el estilo de vida marroquí en tiempos del protectorado español.
Sira, para quien ha resultado una verdadera hazaña rescatar a su madre de una España ensangrentada donde el que no muere de hambre, muere en medio de un enfrentamiento de contrarios, o fusilado… o algo peor, y trasladarla a un Marruecos idílico donde su amiga Rosalinda vive tórrido romance con Juan Luis Beigbeder, otro personaje real que se enfrentó valerosamente al franquismo y temerariamente ostentó su entrañable amistad con ingleses y norteamericanos, termina por comprender que no se perdonará el no colaborar para impedir que España pase por una situación todavía peor que la sufrida recién. Además, no soporta a esos alemanes enseñoreados de su país, que consideran uno más de su propiedad. El atelier de Sira, de vuelta a casa, por así decirlo –tiene prohibido establecer contacto con personajes de su pasado, orden que terminará por incumplir-, es instalado entonces en uno de los barrios más exclusivos de Madrid, donde deambula la créme de la créme del nazismo y, por supuesto, sus distinguidas esposas, quienes habrán de convertirse en clientas de la enigmática modista de hermosa cabellera negra que tiene a su servicio dos jóvenes ayudantes que se encargarán de descifrar las conversaciones que tan elegantes señoras mantienen en su lengua nativa. Es entonces que Sira se sirve de lo que mejor sabe hacer para contribuir a bloquear las relaciones comerciales entre España y Alemania: dibujar falsos patrones que son en realidad detalladas explicaciones en clave de cuanto escucha, y debe hacer llegar a los ingleses recurriendo a cientos de triquiñuelas. Tal es la efectividad del sistema de la modista, que no tardará en ser instalada en terrenos cada vez más peligrosos…pero asimismo más glamurosos, al grado de serle encomendada una misión tipo Mata Hari que mantendrá al lector con un nudo en la garganta. Entre más experiencia adquiere Sira como espía de los ingleses…entre más aprende a lidiar con su propio terror, más se enreda en sus propias madejas de las que solo una maniobra desesperada podrá rescatarla…y, naturalmente, la intervención del amor que no puede ser pero de algún modo se asume ángel guardián, sin caer en el lugar común del príncipe azul que ha de hacerse cargo de la mujercita inútil: Sira es uno de los personajes femeninos más fuertes y decididos que se hayan concebido en nuestra lengua.
Actualmente su autora, María Dueñas, quien se reconoce fuertemente influenciada por el escritor peruano Alfredo Bryce Echenique, vive en Cartagena, donde vive con su esposo, Manuel Castellanos, profesor de instituto, y sus hijos, y quiere escribir una nueva novela, aunque “aún estoy tan inmersa en El tiempo entre costuras, que me resulta difícil avanzar”.
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